Desvergonzada, esa es la palabra. Ya sea para definir la actitud de todos estos engendros, o para describir a la causante de todo este enredo. Complicado es saber quién está peor. Esta semana se pone movida debido a la relevancia que ha tomado el tema abierto desde el pasado domingo. Aquí vamos otra vez con esta juventud ejemplar...
Como bien lo han comentado dentro y fuera de este espacio algunos lectores y amigos, horas después de la anterior publicación se revelaron nuevos testimonios en los cuales no queda muy bien parada la 'princesita'. No quise en un principio que se viera esta serie de publicaciones como una campaña de desprestigio contra la (falta de) moral de alguno de los protagonistas, pero ahora que hay información publicada por los medios en la cual basar estas apreciaciones, la cosa cambia un poquitín. El hecho es que en la prensa inglesa salió la noticia de que dos pretendientes más, uno de 16 y otro de 14 años, andan por ahí asegurando (cada uno por su lado) que también desde tiempo atrás estuvieron invirtiendo en acciones de ese mal negocio (es decir, que la 'niña' posiblemente no lo era tanto). Si ese tiempo atrás equivale a varios meses y llega a comprobarse la veracidad de la información, estaríamos ante toda una estudiosa de la sexualidad adolescente masculina a nivel urbano. Porque el mayor de los dos 'nuevos' pretendientes (o mejor viejos, pues son mayores que el viejo que al final es el más nuevón) afirma conocer otros cuatro o cinco casos como el suyo que también podrían sumarse a la fila a la entrada del laboratorio clínico.
Esto se va convirtiendo en un problema de salud pública mezclado con amenaza a las finanzas municipales, o tal vez estatales. Porque en principio parecen haber hecho caso de la sugerencia de llevar a cabo las pruebas de ADN que determinen si el pitufo precoz ha sido el 'ganador' (perdedor, en realidad) de semejante 'premio', pero éstas se realizarán sin costo para el interesado en atención a que se supone que es 'un caso especial' (traducción: anda en la cochina olla como para pagar las 300 libras que vale el chistecito). Pero ante la inminente posibilidad de que el resultado apunte hacia el resto del pueblo, y con el creciente interés de los lugareños por destapar la olla podrida y participar en la rifa, al pobre gobiernito le va a tocar seguir subsidiando la prueba a cuanto candidato aparezca hasta que se logre determinar si el pitufo pasa a ser, como lo dice nuestro amigo, no el padre sino el cornudo más joven del Reino Unido. Sin embargo a mí me parece que lo de cornudo ya es un hecho casi comprobado. Lo que está por verse es, dependiendo del resultado de la tómbola, qué tan bobo puede llegar a ser por aquello de insistir en 'hacerse cargo' cuando ni siquiera sabe lo que eso significa, queriendo ganarse el sorteo cuando al final fue el único que compró una sola 'boleta'.
Otros jocosamente lo ven como un sencillo caso de economía procreacional. Dicen algunos estudios que en lo que a análisis poblacional se refiere, los hombres del planeta estamos en relación de 1 a 7 con las mujeres. Observa entonces un viejo amigo que estos mocosos, siendo muy conscientes de esta situación, no andan por ahí pretendiendo procrear con cuanta 'niña' se les aparezca (buscando cada uno sus siete), sino que por el contrario todos tratan de procrear solamente con una. El resultado para mi amigo es sencillo ya que en lugar de tener por ahí cinco, o seis, o siete nuevos habitantes sobrecalentando más el pobre globo terráqueo, solamente tenemos una. Por lo aquí expuesto compara entonces el 'currículum catre' de la protagonista de esta patética historia con ciertas prácticas sexuales colectivas de uso común en películas a las cuales prefiero no referirme en detalle, aunque muchos o todos ya sabrán de qué se trata. Prefiero divertirme pensando en lo que harán las 7*n - 1 despojadas de sus derechos por el monopolio de la 'recatada niña'.
Bueno, por el momento no es más, esperen (si todo va bien) dentro de dos días una nueva perla con otros puntos de vista sobre el advenimiento del apocalipsis...
Como bien lo han comentado dentro y fuera de este espacio algunos lectores y amigos, horas después de la anterior publicación se revelaron nuevos testimonios en los cuales no queda muy bien parada la 'princesita'. No quise en un principio que se viera esta serie de publicaciones como una campaña de desprestigio contra la (falta de) moral de alguno de los protagonistas, pero ahora que hay información publicada por los medios en la cual basar estas apreciaciones, la cosa cambia un poquitín. El hecho es que en la prensa inglesa salió la noticia de que dos pretendientes más, uno de 16 y otro de 14 años, andan por ahí asegurando (cada uno por su lado) que también desde tiempo atrás estuvieron invirtiendo en acciones de ese mal negocio (es decir, que la 'niña' posiblemente no lo era tanto). Si ese tiempo atrás equivale a varios meses y llega a comprobarse la veracidad de la información, estaríamos ante toda una estudiosa de la sexualidad adolescente masculina a nivel urbano. Porque el mayor de los dos 'nuevos' pretendientes (o mejor viejos, pues son mayores que el viejo que al final es el más nuevón) afirma conocer otros cuatro o cinco casos como el suyo que también podrían sumarse a la fila a la entrada del laboratorio clínico.
Esto se va convirtiendo en un problema de salud pública mezclado con amenaza a las finanzas municipales, o tal vez estatales. Porque en principio parecen haber hecho caso de la sugerencia de llevar a cabo las pruebas de ADN que determinen si el pitufo precoz ha sido el 'ganador' (perdedor, en realidad) de semejante 'premio', pero éstas se realizarán sin costo para el interesado en atención a que se supone que es 'un caso especial' (traducción: anda en la cochina olla como para pagar las 300 libras que vale el chistecito). Pero ante la inminente posibilidad de que el resultado apunte hacia el resto del pueblo, y con el creciente interés de los lugareños por destapar la olla podrida y participar en la rifa, al pobre gobiernito le va a tocar seguir subsidiando la prueba a cuanto candidato aparezca hasta que se logre determinar si el pitufo pasa a ser, como lo dice nuestro amigo, no el padre sino el cornudo más joven del Reino Unido. Sin embargo a mí me parece que lo de cornudo ya es un hecho casi comprobado. Lo que está por verse es, dependiendo del resultado de la tómbola, qué tan bobo puede llegar a ser por aquello de insistir en 'hacerse cargo' cuando ni siquiera sabe lo que eso significa, queriendo ganarse el sorteo cuando al final fue el único que compró una sola 'boleta'.
Otros jocosamente lo ven como un sencillo caso de economía procreacional. Dicen algunos estudios que en lo que a análisis poblacional se refiere, los hombres del planeta estamos en relación de 1 a 7 con las mujeres. Observa entonces un viejo amigo que estos mocosos, siendo muy conscientes de esta situación, no andan por ahí pretendiendo procrear con cuanta 'niña' se les aparezca (buscando cada uno sus siete), sino que por el contrario todos tratan de procrear solamente con una. El resultado para mi amigo es sencillo ya que en lugar de tener por ahí cinco, o seis, o siete nuevos habitantes sobrecalentando más el pobre globo terráqueo, solamente tenemos una. Por lo aquí expuesto compara entonces el 'currículum catre' de la protagonista de esta patética historia con ciertas prácticas sexuales colectivas de uso común en películas a las cuales prefiero no referirme en detalle, aunque muchos o todos ya sabrán de qué se trata. Prefiero divertirme pensando en lo que harán las 7*n - 1 despojadas de sus derechos por el monopolio de la 'recatada niña'.
Bueno, por el momento no es más, esperen (si todo va bien) dentro de dos días una nueva perla con otros puntos de vista sobre el advenimiento del apocalipsis...
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