Nada que hacer... de manera imprevista, así, sin dársele nada, sin avisar... como dijo algún brillante personaje, se está muriendo gente que antes jamás... Esta vez el turno fue para el amigo Miguel José. Se ha ido un símbolo indeleble en la memoria colectiva de la generación de la guayaba, nos deja de legado toda su obra y los muchos recuerdos que al apreciarla nos llevan a otras épocas quizá menos turbulentas (todo tiempo pasado fue mejor, decimos los viejitos).
Por aquel entonces mi amigo el puma pasaba las duras y las maduras sacando adelante su octavo grado bajo la tiranía de uno que otro profesor, entre ellos el famoso 'cuatrero' y sus insufribles exposiciones de geografía e historia (áreas que fueron fulminantemente eliminadas del disco duro de mi amigo tan pronto como fue consciente de que no le servirían para un carajo después de graduarse de bachiller). Aquellas agotadoras tardes de preparación de mapas, carteleras y demás inútiles desperdicios de materiales supuestamente didácticos, pronto le enseñaron que el concepto de trabajo en equipo era pura basura al igual que esos mapas, supuestamente realizados en conjunto pero que en realidad correspondían al sudor de aquel a quien "cogieran de marrano", es decir, al de mi amigo el puma. Mientras el marrano de turno se quemaba las pestañas y sacaba callo en los dedos de tanto colorear mapas, los "chicos normales" se deleitaban en el otro piso viendo una y otra vez los videos musicales torpemente grabados por el anfitrión en cassettes de Betamax a punta de ver televisión para adolescentes.
La punta de lanza de aquella filosofía de trabajo en equipo no podía ser otra que "Thriller", aquella antológica joya audiovisual que el viejo Miguel José nos obsequió hace ya más de 25 años. Pero no se lleven una impresión errada... la desagradable anécdota ya está lejos y la música del rey del pop se queda para convertirse en motivo de nostalgia, en material de colección, en añoranza de tiempos mejores... en condimento de aquella juventud desperdiciada... mi amigo el puma tampoco tuvo mucha infancia que digamos...
Paz en tu tumba, Miguelito... vamos a ver si los que han hablado tanta mierda sobre tus desahogos y excentricidades al fin se callan la jeta, dejan de lado la envidia y te dejan descansar en paz... que así sea...
